Un borde verde en mis Recuerdos
Cuando yo tenía 11 años, recuerdo una Navidad sin nada que estrenar. Papá era un hombre que no se esforzaba mucho por los deberes del hogar, y eso hacía que muchas cosas fueran difíciles. Sin embargo, algo sí recuerdo con claridad: estaban muy de moda unas botas para las niñas, con un borde verde luminoso.
Yo tenía unas botas de tela jean… y recuerdo perfectamente que fuimos, mi madre y yo, donde el zapatero para transformarlas. No eran nuevas, pero ese pequeño cambio las convirtió en algo mágico para mí.
Así fui creciendo: aprendiendo que no siempre se estrena como se quiere, pero siempre se puede soñar, crear y transformar.
Hoy en día el afán no es tanto por estrenar. Pienso que en cualquier época se puede hacerlo, porque tengo más esperanza y porque cada día representa una nueva oportunidad para avanzar. A veces veo a la gente salir como loca a comprar en los almacenes, incluso endeudándose por cumplir con fechas especiales… y pienso que son etapas, que se viven. La mía fue con mucha escasez, pero también con mucha esperanza de que las cosas iban a mejorar.
Hoy me disfruto el proceso. Tengo mi corazón abierto a la mejora y estoy convencida de que toda dificultad se supera si se sigue avanzando.
Estas épocas de Navidad son súper lindas. Pero más allá de los regalos, lo más importante es la claridad y la convicción en nuestro Padre celestial, que ya lo ha entregado todo. Mi corazón se llena de gratitud por lo que he logrado, por mi crecimiento personal, y por todo lo que he recibido.
Hoy soy feliz por lo que soy. Feliz por lo que he vivido. Feliz por lo que aún está por venir.

Comentarios
Publicar un comentario
Te identificas con esta historia?