El hombre valioso mantiene la calma siempre, en las buenas y en las malas.
No toma decisiones precipitadas. Cuenta hasta 10 antes de decidir.
Siempre tiene control de su tiempo y de la calidad de su tiempo.
Evita la crítica destructiva y el vicio de quejarse a toda hora.
Evita la calumnia y se cuida de no condenar a nadie.
Cuando por necesidad habla de sí mismo, lo hace con rapidez y sencillez.
Tiene una mente amplia en todos los temas.
No le teme a nada ni a nadie, ni a la vida ni a la muerte.
Sabe en dónde está y para dónde va.
Sólo opina cuando está seguro porque tiene información suficiente.
No le da pena decir que no sabe.
No tiene prejuicios de ninguna naturaleza.
Es moderado en el comer, el dormir y el beber.
Busca formarse una opinión propia.
Sabe que a unos les puede no ser simpático, pero los respeta y no deja de actuar.
Conoce muy bien que es mejor amar que odiar y opta definitivamente por lo primero.
Siempre será rico aunque le falte dinero.
Los suyos se alegran al verlo.
Es agradecido y no le da pena expresarlo.
No conoce la venganza.
Nunca habla mal de alguien, más bien calla.
Conoce el pasado y vislumbra el futuro.
Se esfuerza por ser siempre positivo.
Sabe perdonar para no esclavizarse.
Juzga los errores de otros con justicia y tolerancia.
No ansía ni busca lo superfluo e innecesario.
Los fracasos los convierte en experiencias.
Sabe esperar a que pasen muchas cosas.
Su vida depende de él y sólo de él, no se la determinan los demás.
Confía más en las obras que en las palabras.
Trabaja fácilmente con otros, porque los escucha y los respeta.
Sabe que se puede equivocar en sus actos, pero no en sus intenciones.
Está abierto al cambio como una actitud permanente.
Es espiritual más no fanático.
Aprende a escuchar.
Disfruta el arte en cualquiera de sus formas.
Hace todo lo posible y espera de Dios lo imposible.
Está seguro de que mientras más trabaja, mejor suerte tiene.
Está por encima de las circunstancias.
Casi siempre sonríe.
Aprende a distinguir entre lo urgente y lo importante y da la prelación adecuada.
Lee mucho, contempla la naturaleza mucho, ama mucho.
cortesia del colombiano
Samuel Arango M. - Medellín | Publicado el 8 de septiembre de 2008
No toma decisiones precipitadas. Cuenta hasta 10 antes de decidir.
Siempre tiene control de su tiempo y de la calidad de su tiempo.
Evita la crítica destructiva y el vicio de quejarse a toda hora.
Evita la calumnia y se cuida de no condenar a nadie.
Cuando por necesidad habla de sí mismo, lo hace con rapidez y sencillez.
Tiene una mente amplia en todos los temas.
No le teme a nada ni a nadie, ni a la vida ni a la muerte.
Sabe en dónde está y para dónde va.
Sólo opina cuando está seguro porque tiene información suficiente.
No le da pena decir que no sabe.
No tiene prejuicios de ninguna naturaleza.
Es moderado en el comer, el dormir y el beber.
Busca formarse una opinión propia.
Sabe que a unos les puede no ser simpático, pero los respeta y no deja de actuar.
Conoce muy bien que es mejor amar que odiar y opta definitivamente por lo primero.
Siempre será rico aunque le falte dinero.
Los suyos se alegran al verlo.
Es agradecido y no le da pena expresarlo.
No conoce la venganza.
Nunca habla mal de alguien, más bien calla.
Conoce el pasado y vislumbra el futuro.
Se esfuerza por ser siempre positivo.
Sabe perdonar para no esclavizarse.
Juzga los errores de otros con justicia y tolerancia.
No ansía ni busca lo superfluo e innecesario.
Los fracasos los convierte en experiencias.
Sabe esperar a que pasen muchas cosas.
Su vida depende de él y sólo de él, no se la determinan los demás.
Confía más en las obras que en las palabras.
Trabaja fácilmente con otros, porque los escucha y los respeta.
Sabe que se puede equivocar en sus actos, pero no en sus intenciones.
Está abierto al cambio como una actitud permanente.
Es espiritual más no fanático.
Aprende a escuchar.
Disfruta el arte en cualquiera de sus formas.
Hace todo lo posible y espera de Dios lo imposible.
Está seguro de que mientras más trabaja, mejor suerte tiene.
Está por encima de las circunstancias.
Casi siempre sonríe.
Aprende a distinguir entre lo urgente y lo importante y da la prelación adecuada.
Lee mucho, contempla la naturaleza mucho, ama mucho.
cortesia del colombiano
Samuel Arango M. - Medellín | Publicado el 8 de septiembre de 2008
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